jueves, 28 de febrero de 2019

viernes, 22 de febrero de 2019

Extremoduro- El camino de los utopías


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Voy buscando lo que quiero
Averiguando, a mi manera
No me gustan los maderos
Ni la gente con banderas
Ni la Virgen María
Ninguna ideología
Pero, si sirve de algo
Yo pido libertad para los pigmeos
Que me dan, aunque no los veo


domingo, 17 de febrero de 2019

Cristina Rosenvige- Por la noche

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Cuando en la noche te envuelven,
las alas de tul del sueño
y tus tendidas pestañas
semejan arcos de ébano,
por escuchar los latidos
de tu corazón inquieto
y reclinar tu dormida
cabeza sobre mi pecho,
diera, alma mía,
cuanto poseo,
! la luz, el aire
y el pensamiento!

G. A. Béquer.


viernes, 15 de febrero de 2019

Maria Arnal y Manel Bagés- Tú que vienes adorarme

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La oyes.
Pones atención.
Te paraliza.
Escuchas.
Sientes.
Esperas.
 Dicen su nombre.
Lo memorizas.
Y ya es para nosotros.

Gracias Radio 3!!



miércoles, 13 de febrero de 2019

Antonio Vegas- El sitio de mi recreo

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Todos buscamos un sitio, un espacio, un momento
una persona, un recuerdo.

Un recreo donde poder recrearse.

Recordando a alguien querido.
Estando con uno mismo, sin conflictos.


jueves, 7 de febrero de 2019

Rage Against The Machine-Killing in the name

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Yo no sé de donde sacamos 
"que me chupes la .."  :)

¿ me estoy haciendo mayor?
Aunque, sinceramente:
-lo sigo cantando así y me encanta.


lunes, 4 de febrero de 2019

Tchaikovsky -Sinfonía Nº5


Gamberrada sinfónica.
Didáctica y divertida.



Comisario: Jose luis Romero

Es decir, mi padre.
 Fruto de la amistad con el autor 
. Unidos por el amor a la música.
Gracias a su blog " ancha es mi casa"

Inspirada en el libro de Enrique ( viola de la orquesta)

…sus ojos ya estaban cubiertos de lágrimas silenciosas y su percepción del mundo extramusical había dejado de funcionar cuando, antes de acabar el primer movimiento, un encadenamiento de ruiditos le descabalgó de su ensimismamiento. La musicóloga del perfume apuntaba con un bolígrafo en una pequeña libreta de la que pasaba hojas sin preocuparse del ruido que estas producían. A su vez, la punta del maldito bolígrafo, que tenía una ligera holgura, golpeaba descaradamente el papel con el consiguiente ruido. Pero el peor de todos, el que había devuelto al héroe al ruidoso planeta Tierra, era el que aquella individua producía con el pulsador del mecanismo de apertura de su endemoniado instrumento de tortura. Ruido, ruido y más ruido. Pulsaba, escribía, pulsaba, volvía a pulsar, página viene, página va.
    -¿Pero es que no eres capaz de sentir algo, indigna arpía? -pensó Joaquín- ¡Deja de escribir y escucha, inútil!
    El resto de la sinfonía, otros cuarenta y cinco minutos, fue un calvario infame para él. Cada vez que aquella gorgona apretaba el pulsador sin recato, el odio crecía exponencialmente en su interior. Los solos de trompa y del viento madera del segundo movimiento pasaron como unos deslavados cantos de sirena a los que se odia por no poder unirse a ellos. Si durante unos minutos no se producía ningún click su ánimo parecía atemperarse, pero “click”, siempre, “click”, sin remedio, volvía a aparecer, “click-clack”, resonando en su cerebro como si el maligno estuviese forjando a martillazos en su cerebelo la espada con la que asesinar a la insustancial mujer que había tenido la mala fortuna de ir a sentarse a su lado aquella noche.